Cuando vivía en Los Angeles, California, leí por primera vez un libro que me cambió para siempre la vida: «Las enseñanzas de Don Juan» de Carlos Castañeda. No es un libro para leer en un fin de semana ni con el ánimo de pasar el rato. Es un relato a veces pesado y confuso, pero siempre profundo.
La maternidad para mí es así, a veces pesada, a veces confusa, pero siempre profunda. Yo digo que es la experiencia espiritual más importante que he tenido en mi vida. También lo dijo Johnny Depp en una entrevista que no olvido: «Ahora lo entiendo todo. Tener un hijo es como si te quitaran un velo de la mirada».
Cuando abracé a mis bebés recién nacidos en el instante más pleno y lleno de amor de toda mi vida, recordé lo que en la pesadez de la vida cotidiana se olvida: que somos luz y que esta vida no es otra cosa que la oportunidad de hacerla brillar para iluminar a otros.
Aquí, parada en mi verdad, lo declaro: Para mí lo más importante es que mis hijos sean felices. Lo que eso significa se aleja de los prejuicios de la sociedad que asocian felicidad con malacrianza.
Mi tarea como mamá es ser un agente facilitador de que ellos brillen desde adentro y nunca pierdan el norte de su propósito. Es trabajar en mí para no pasarles mis taras y mis miedos (en la medida de lo humano). Es guiarlos para que nunca olviden que la clave de la felicidad no es que cada momento de la vida sea color de rosa, sino tener la valentía- cueste lo que cueste- de mantener la coherencia entre pensar, sentir y hacer.
Cuando leí «Las enseñanzas de Don Juan» faltaban muchos años para que yo tuviera a mis hijos. Pero desde entonces tal vez yo ya me estaba preparando para su llegada, o quizás sea simple casualidad que haya subrayado con rosado fosforescente esta cita, que resume, la lección más linda que quiero darles:
«Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. Es una pregunta que sólo se hace un hombre muy viejo… Te diré cual es: ¿Tiene corazón éste camino? Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Puedo decir que en mi vida he recorrido caminos largos, largos, pero no estoy en ninguna parte. Si el camino tiene corazón es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita.»
Qué vivan los caminos con corazón.
Fotos vía Photopin photo credit: Leonard J Matthews heart in nature via photopin (license)
Pascal Rey Photographies _DSC3645_v1 via photopin (license)
Que lindo, me siento muy identificada y la cita es preciosa me llega en el momento en que la necesitaba.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me alegra mucho que te haya servido en el instante preciso! gracias por pasar y comentar. 🙂
Me gustaMe gusta
Me encanto este post! Muy cierto lo que dices acerca de cómo ves la maternidad, así tal cual la describes, así yo también la siento.
Saludos desde el país de la hoja de maple.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Xanat, gracias!! me encantó recibir tu comentario. Un saludo muy grande y perdón la tardanza en responder. Estaba remodelado el sitio un poco 🙂
Me gustaMe gusta
Me encanto ya que la maternidad muchos lo vemos de manera diferentes no todas pensamos iguales pero tu tienes algo que a heces que a muchas mamas nos llegue tus palabras la maternidad es algo hermoso pero tu con tus palabras lo haces mas hermoso todavia ya que nos alludas un poco mas para Ser Mejores mamas bendiciones tu post! Me encanto 😍
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Beatriz por tus palabras. Me motivan a seguir escribiendo 🙂 un abrazo grandote!!!!!
Me gustaMe gusta